27 jun 2012

VICENTE BERRUETA ITURRALDE



Vicente Berrueta nació en Irun, Guipúzcoa, en 1873 y murió en accidente ferroviario en 1908. En 1887 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y, poco tiempo después, recibió lecciones en el estudio de Joaquín Sorolla. En 1895 regresó a Irun, se integró en el ambiente cultural guipuzcoano y compartió su actividad pictórica con José Salís y Darío Regoyos. En 1898 la Diputación Foral de Guipúzcoa le concedió una beca para estudiar en París en los tres años siguientes. Entre 1899 y 1901 estuvo en París, pero, 1902 se instaló definitivamente en su villa natal y abrió una academia de pintura y dibujo.


Berrueta sólo salió de Irun para estudiar en Madrid y París y, ocasionalmente, para pintar la costa marítima desde Fuenterrabía a San Juan de Luz. Destinó su corta vida a pintar el entorno irunés, con atención a los tipos humanos propios del lugar. Pintó aquí murales y fue profesor particular de dibujo y también de la Academia Municipal de Irún. Además, participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en los años 1892, 1895, 1897 y 1906. Entre sus obras más destacables se encuentran las tituladas: Un matadero de Guipúzcoa, Cocina vasca, Preparando el retorno al campo, La plegaria del marino, Establo, Procesión, Estudio y Calle de Fuenterrabía.


Vicente Berrueta partió en su pintura de un realismo velazqueño para orientarse al naturalismo por influencia de su maestro Sorolla, que le inclinó a la búsqueda de la verdad en el estudio directo de la Naturaleza. Su naturalismo fue pleno entre 1897 y 1907, influido sin duda por la compañía de Salís y de Regoyos, con quienes conectó por el modo de sentir y amar la Naturaleza, por una espiritualidad que supera la técnica y la sencillez de los temas. Formado en París bajo el magisterio de Jean-Paul Laurens y de Jean Joseph Benjamin Constant, profesores de dibujo y modelado, sufrió el influjo del realismo social de Bastien-Lepage y de Charles Cottet, estrechamente vinculado al simbolismo de Puvis de Chavannes, que le llevaron a abandonar el impresionismo de su etapa anterior, iniciándose en 1901 un ciclo ecléctico en su obra hasta su fallecimiento, caracterizado aquél por su contribución al simbolismo, realismo y naturalismo. Berrueta añadió a su lirismo el sentimiento de color interior de Cottet y el idealismo de Puvis de Chavannes, dando como resultado una plástica muy personal y conectándose con el humanismo social de su época, al que se acercaron – si bien con diferente enfoque – Nonell, Picasso (en su período rosa), Díaz Olano, Guiard, Arteta y Ricardo Baroja.


A pesar de su corta trayectoria artística, Vicente Berrueta puede ser considerado uno de los pilares de la Escuela del Bidasoa y un claro representante del paisajismo vasco.


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