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Berrueta sólo salió de Irun para estudiar en Madrid y París y, ocasionalmente, para pintar la costa marítima desde Fuenterrabía a San Juan de Luz. Destinó su corta vida a pintar el entorno irunés, con atención a los tipos humanos propios del lugar. Pintó aquí murales y fue profesor particular de dibujo y también de la Academia Municipal de Irún. Además, participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en los años 1892, 1895, 1897 y 1906. Entre sus obras más destacables se encuentran las tituladas: Un matadero de Guipúzcoa, Cocina vasca, Preparando el retorno al campo, La plegaria del marino, Establo, Procesión, Estudio y Calle de Fuenterrabía.
Vicente Berrueta partió en su pintura de un realismo velazqueño para orientarse al naturalismo por influencia de su maestro Sorolla, que le inclinó a la búsqueda de la verdad en el estudio directo de la Naturaleza. Su naturalismo fue pleno entre 1897 y 1907, influido sin duda por la compañía de Salís y de Regoyos, con quienes conectó por el modo de sentir y amar la Naturaleza, por una espiritualidad que supera la técnica y la sencillez de los temas. Formado en París bajo el magisterio de Jean-Paul Laurens y de Jean Joseph Benjamin Constant, profesores de dibujo y modelado, sufrió el influjo del realismo social de Bastien-Lepage y de Charles Cottet, estrechamente vinculado al simbolismo de Puvis de Chavannes, que le llevaron a abandonar el impresionismo de su etapa anterior, iniciándose en 1901 un ciclo ecléctico en su obra hasta su fallecimiento, caracterizado aquél por su contribución al simbolismo, realismo y naturalismo. Berrueta añadió a su lirismo el sentimiento de color interior de Cottet y el idealismo de Puvis de Chavannes, dando como resultado una plástica muy personal y conectándose con el humanismo social de su época, al que se acercaron – si bien con diferente enfoque – Nonell, Picasso (en su período rosa), Díaz Olano, Guiard, Arteta y Ricardo Baroja.
A pesar de su corta trayectoria artística, Vicente Berrueta puede ser considerado uno de los pilares de la Escuela del Bidasoa y un claro representante del paisajismo vasco.
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